Diaguitas
La paz de los Diaguitas terminó cuando comenzó la conquista. En 1561 formaron un gran ejército al mando de Juan Calchaquí -por él, los españoles los llamaron Calchaquíes- y lograron alejar a los invasores hasta Santiago del Estero. Pero en 1665 los conquistadores, que habían fundado varias ciudades y se habían fortalecido, lograron vencerlos. Para evitar una nueva rebelión, los separaron y distribuyeron en distintas zonas del país.
Es así como a comienzos del siglo XVII, 11.000 aborígenes fueron sacados de su territorio natural - Los Quilmes en Tucumán- y trasladados a pie hasta la provincia de Buenos Aires. Éste es el origen de la actual ciudad bonaerense de Quilmes.
Eran altos, fornidos, de facciones agradables y tez clara. Vestían largas camisetas de lana tejida con adornos geométricos y ponchos. Calzaban hojotas de cuero, algunos se cubrían la cabeza con un gorro con orejeras, de colores muy vivaces. Otros usaban binchas, prendedores, aros y coloridas pecheras, de plumas, huesos, piedras y metales.
Fueron excelentes metalúrgicos. Trabajaban el cobre, el oro y la plata. Realizaban magníficos tejidos y piezas de alfarería, que cumplían las funciones de urnas funerarias y vajillas diarias
En el momento de la conquista española se encontraban dominados o influenciados por los Incas, lo que modificó sus pautas culturales.
Como armas usaron arco, flechas, hondas y hachas, con las que ofrecieron tenaz resistencia a los colonizadores españoles.
Practicaban la pintura, las danzas y la música. Sus instrumentos más conocidos fueron la corneta, el tambor y la flauta.
Eran excelentes agricultores, sembraban con un palo de regular grosor que utilizaban para preparar la tierra donde depositaban las semillas. Cultivaban el maíz, la quinoa, la papa, el zapallo y los porotos. Además recolectaban frutos silvestres como algarroba, que almacenaban en contenedores construidos debajo de la tierra, y con la que elaboraban bebidas alcohólicas: aloja y chica, y una pasta seca o pan llamado: patay.
Practicaban la caza y criaban llamas, de las cuales aprovechaban su lana, carne, cuero, leche; también les servían de transporte.
Las formas de las viviendas iban de lo rectangular a lo cuadrangular. Se componían de varias habitaciones comunicadas entre sí, con angostas puertas para su salida al exterior. Utilizaron, en su construcción, el método pirca (superposición de piedras) el techo, a dos aguas, era de paja o torta (mezcla de paja, ramas y barro).
Desarrollaban sus actividades en poblados como Quilmes, La Paya, Tolombón, los que tenían un espacio fortificado pucará para defenderse de los ataques.
Un pueblo sedentario, organizado en Tribus o clanes ayllu construidos por varias familias regidos por un jefe curaca, que podía tener más de una esposa según se condición económica. El cacique más destacado fue Juan Calchaquí, quien tuvo un importante desempeño frente a los españoles, como ya lo hemos hecho constar.
Adoraban al sol y a los fenómenos de la naturaleza. Creían en el rayo y en el trueno, considerados dioses de los Andes, conectados con la Madre Tierra. Sus hechiceros, además de dirigir las ceremonias, curaban las enfermedades.
Algunas artesanías
La paz de los Diaguitas terminó cuando comenzó la conquista. En 1561 formaron un gran ejército al mando de Juan Calchaquí -por él, los españoles los llamaron Calchaquíes- y lograron alejar a los invasores hasta Santiago del Estero. Pero en 1665 los conquistadores, que habían fundado varias ciudades y se habían fortalecido, lograron vencerlos. Para evitar una nueva rebelión, los separaron y distribuyeron en distintas zonas del país.
Es así como a comienzos del siglo XVII, 11.000 aborígenes fueron sacados de su territorio natural - Los Quilmes en Tucumán- y trasladados a pie hasta la provincia de Buenos Aires. Éste es el origen de la actual ciudad bonaerense de Quilmes.
Eran altos, fornidos, de facciones agradables y tez clara. Vestían largas camisetas de lana tejida con adornos geométricos y ponchos. Calzaban hojotas de cuero, algunos se cubrían la cabeza con un gorro con orejeras, de colores muy vivaces. Otros usaban binchas, prendedores, aros y coloridas pecheras, de plumas, huesos, piedras y metales.
Fueron excelentes metalúrgicos. Trabajaban el cobre, el oro y la plata. Realizaban magníficos tejidos y piezas de alfarería, que cumplían las funciones de urnas funerarias y vajillas diarias
En el momento de la conquista española se encontraban dominados o influenciados por los Incas, lo que modificó sus pautas culturales.
Como armas usaron arco, flechas, hondas y hachas, con las que ofrecieron tenaz resistencia a los colonizadores españoles.
Practicaban la pintura, las danzas y la música. Sus instrumentos más conocidos fueron la corneta, el tambor y la flauta.
Eran excelentes agricultores, sembraban con un palo de regular grosor que utilizaban para preparar la tierra donde depositaban las semillas. Cultivaban el maíz, la quinoa, la papa, el zapallo y los porotos. Además recolectaban frutos silvestres como algarroba, que almacenaban en contenedores construidos debajo de la tierra, y con la que elaboraban bebidas alcohólicas: aloja y chica, y una pasta seca o pan llamado: patay.
Practicaban la caza y criaban llamas, de las cuales aprovechaban su lana, carne, cuero, leche; también les servían de transporte.
Las formas de las viviendas iban de lo rectangular a lo cuadrangular. Se componían de varias habitaciones comunicadas entre sí, con angostas puertas para su salida al exterior. Utilizaron, en su construcción, el método pirca (superposición de piedras) el techo, a dos aguas, era de paja o torta (mezcla de paja, ramas y barro).
Desarrollaban sus actividades en poblados como Quilmes, La Paya, Tolombón, los que tenían un espacio fortificado pucará para defenderse de los ataques.
Un pueblo sedentario, organizado en Tribus o clanes ayllu construidos por varias familias regidos por un jefe curaca, que podía tener más de una esposa según se condición económica. El cacique más destacado fue Juan Calchaquí, quien tuvo un importante desempeño frente a los españoles, como ya lo hemos hecho constar.
Adoraban al sol y a los fenómenos de la naturaleza. Creían en el rayo y en el trueno, considerados dioses de los Andes, conectados con la Madre Tierra. Sus hechiceros, además de dirigir las ceremonias, curaban las enfermedades.
Algunas artesanías
A pesar de todo... vamos a recuperar y hacer respetar nuestra cultura, la tierra de nuestros ancestro... todavía no mataron a los últimos naturales... lucharemos por lo que nos pertenece.
ResponderEliminar